Es que jamas imaginó que su hija fuese asesinada y menos sentada tranquila en su casa, tomando café.
Describio a su hija Carmen Paredes como una excelente, por su madre Aracelis Cintrón.
“Aún la recuerdo cuando nació.Una princesita. Una muñequita de porcelana. Era cariñosa. Yo le decía ‘Mi Princesita’, ‘Carmuchi’, ‘Mi Chiquitita Querida’. Le cantaba Chiquitina, una canción que cantaba Marisol. Ella era muy cariñosa. Me besaba y me abrazaba”.
Y es que es muy dificil para Aracelis Cintrón viuda de Paredes no recordar a su hija asesinada, Carmen Paredes. Las lágrimas afloran a los ojos al mencionarla, al tener que aceptar que no la va a volver a ver nunca más.
“A mi hija la lloro. La lloro bien a menudo. Me entran unos deseos inmensos de verla. La extraño mucho, pero mucho”, dijo la acongojada madre de 74 años, quien no ha podido sobreponerse al final trágico que tuvo su hija.
Es la primera vez que Aracelis Cintrón habla sobre el asesinato de su hija. Aunque hoy comienza el juicio contra el corredor de seguros Pablo Casellas Toro por el asesinato de Paredes con la selección del jurado, la mujer evita mencionar a quien fuera su yerno y padre de sus nietas.
Cintrón accedió a la entrevista con Primera Hora con la condición de que no se le mencionara nada relacionado con Casellas.
“A veces íbamos al cine. Me invitaba a ir a las tiendas. Cuando se presentaba en casa y yo estaba enferma y le decía: ‘Carmencita, no puedo ir a la tienda, no tengo leche’. (Ella respondía) ‘Sí, mami, ¿qué más necesitas?’. Llegaba cargadita, cargadita de bolsas. Ella tan menudita”.
Las madres se entristecen cuando los hijos se alejan, se van a estudiar.
Cuando ella estaba estudiando en la Universidad de Athens, en Georgia, yo la visité. Yo la sorprendí a ella. Llegué un jueves, me quedé en un hotel una noche. Fui a su dorm y luego nos fuimos para Atlanta, donde vivía la madrina.
Llega la segunda etapa, cuando forman su propio hogar.
Yo siempre pensé que ella estaba felizmente casada. Siempre tenía esa impresión, y que la familia de él la quería mucho y que la habían aceptado bien y estaba confiada de que estuviera bien cuidada.
¿En algún momento se preocupó que no la quisieran bien por algo...?
No, no me preocupé. Pero cuando ella empezó a viajar en el trabajo, iba a México, me empecé a preocupar porque México es bien peligroso. Yo le decía: “Carmencita, ten cuidado. No te vayas a caminar window shopping después del trabajo ni nada”.
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